7/03/2008

La verdad sobre Fausto

Cuentan los que saben, que Juan Perez Fausto, cierta vez perdió a su novia en un accidente automovilístico. Dolido por la perdida, apenas salió del auto, completamente ileso por esas casualidades del destino, se le apareció el Diablo. No me pregunten cómo se veía Mandinga. Es absurdo, siempre viste un disfraz distinto.
Pero lo importante es que le hizo una proposición a Fausto: Devolverle al amor de su vida, a costa de su alma. Si aceptaba, tendría que pasar una Eternidad en el Infierno. Llevado por el dolor y el amor que sentía por su novia, Juan Perez Fausto aceptó.
Cuando llegó a su casa, lo recibió su novia. Estaba viva. Sana y salva. Lleno de felicidad, Fausto se encerró con ella hasta el amanecer, disfrutando de verla de nuevo. Y fue así los días siguientes. Ella le preguntaba por qué ahora era tan romántico, ignorando el detalle de su propia muerte.
Pasaron los meses, y el noviazgo prosperó. Entonces Juan Perez Fausto pensó que había vencido al Diablo, y que este no iba a venir a cobrar su deuda. Y se casaron.
Fue así que Juan Perez Fausto se dio cuenta de que Mandinga no era ningún boludo: Apenas se casó, su vida se transformó en un Infierno.

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